22 Jan
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Los educadores clásicos saben que el quadrivium incluye la música como una de las cuatro materias básicas, junto con la aritmética, la geometría y la astronomía. Esta lista puede resultar desconcertante para nuestra mente moderna. Si vamos a abordar la música como una materia clásica, necesitamos repensar nuestra terminología y lo que realmente significa estudiar música. 

Hoy en día, “estudiar música” generalmente implica aprender a tocar un instrumento. Pero la música en el quadrivium no se centraba en dominar un objeto físico (instrumento), por muy valioso que pueda ser. Los antiguos griegos no preparaban a los niños para unirse a una banda. 

Al incluir la música en el quadrivium como una materia esencial para todos, los antiguos griegos la situaron dentro de la amplia categoría de las matemáticas. Al igual que ocurre con la música, solemos pensar en las matemáticas en términos prácticos: aprender a calcular y resolver problemas. Pero sería más preciso considerar que el quadrivium se ocupa de todas las matemáticas y las ciencias y, en particular, de cómo está ordenado el universo. 

La música ejemplifica el orden científico y matemático. Por ejemplo, la música puede abordarse como física en el estudio de la acústica. La música puede abordarse como lógica y matemática a través del estudio de la armonía y la forma. La composición musical es, en muchos sentidos, similar a la ingeniería. Todas ellas están orientadas matemáticamente, sin duda. Pero para los griegos, todo el quadrivium implicaba el estudio de la estética. Los antiguos descubrieron el orden matemático y científico en el universo, y vieron que era hermoso. 

Para enseñar de manera clásica, hay que abrir la puerta a la vasta experiencia de la Belleza. Todos nos esforzamos por enseñar a nuestros estudiantes a discernir la Belleza, a buscarla y a usarla como una guía fiable para saber qué es bueno y verdadero. Por lo tanto, estudiar música clásica es estudiar la Belleza. La música se compone de importantes principios de Belleza: forma, proporción y movimiento. Estos principios tienen explicaciones matemáticas, pero experimentarlos trasciende nuestro sentido, a menudo escaso, de lo que son las matemáticas. 

Un currículo clásico honra y refuerza la historia. ¿Qué sucede entonces cuando estudiamos la música desde una perspectiva histórica? Centramos la atención de nuestros estudiantes en el camino del desarrollo estético a lo largo de las etapas de la cultura occidental. Todas las culturas se expresan a través de la música y las artes porque todas las personas, incluso en las circunstancias más extremas, buscan la Belleza. 

El registro histórico de la cultura occidental se basa en gran medida en las artes, y este es el punto que se debería intentar transmitir en toda enseñanza. Las artes nos dicen lo que le ha importado a un pueblo en particular en un momento determinado, ya sea la Europa de Carlomagno o la sociedad estadounidense durante la Depresión. Las artes documentan cómo cada generación ha buscado encontrar el orden y la Belleza en el universo. 

¿Qué sería de la educación sin el estudio de la Belleza, quizá incluso sin el objetivo de la Belleza? Vemos la inquietante respuesta en las escuelas donde se han eliminado la música y las artes. La vemos en una sociedad que cree que el logro creativo está a un clic de distancia. Y la vemos en una cultura donde el pragmatismo ha dejado de lado la Belleza como una cuestión meramente de opinión individual. Esta visión distorsionada de la Belleza empobrece todo lo que estudiamos. 

¿Cómo puede entonces el estudio de la música clásica convertirse en tu puerta de entrada a la Belleza? El primer paso es el más simple: escucharla. Para ello, debes dejar de lado todas tus actividades a la vez. Si es posible, descarta los auriculares en favor de unos buenos altavoces o cascos con los que se pueda escuchar toda la gama de sonidos musicales. Lo mejor de todo es que intentes escuchar música hecha en tiempo real por personas reales. Incluye en tu escucha la música que se ha ganado la etiqueta de “clásica”. Muchos de nosotros hemos elegido la educación clásica porque honra el mejor pensamiento de las generaciones anteriores a la nuestra. Dales el veredicto que merecen sobre la música antes de rechazarla en vez de escuchar algo que te resulte más placentero o cómodo de forma automática. 

El segundo paso consiste en pasar de la simple escucha al discernimiento, y esto requiere cierto estudio. Dejemos que la historia de la música y la historia de las Bellas Artes en general se conviertan en la clave para la comprensión. Ya se trate de los bailes sociales de George Washington o del poder del canto gregoriano que unificó a la Europa medieval. El estudio de la historia de la música puede, por sí solo, poner de relieve las complejidades de la historia. Un enfoque histórico de la música proporcionará un contexto para comprender la estética. 

Por supuesto que queremos animar a los niños a cantar o a aprender a tocar instrumentos. Es enormemente esclarecedor. La práctica de la música les ayuda a entender que la belleza, por no hablar de los logros obtenidos con mucho esfuerzo, nunca se conseguirá simplemente pulsando un botón. Llévelos a conciertos, especialmente a conciertos juveniles donde puedan sentarse en primera fila y ver a jóvenes artistas ansiosos esforzarse y sudar. 

Todos ganamos cuando vemos la música y las artes de manera clásica, como la manifestación de nuestra búsqueda constante de la Belleza. Es un elemento clave de los principios y valores clásicos. ¡Es el quadrivium en acción!


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Traducción por Mara Márquez Ravilet
Artículo original: “Studying Music the Classical Way” by Carol Reynolds, disponible en memoriapress.com

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